CRECIENTE DE 1912

Creciente de 1912
En este mes de febrero de 2010 la creciente del río Paraná se acentúa con sus múltiples inconvenientes: inundaciones, evacuaciones de los pobladores isleños, modificaciones en la fauna y flora, pérdidas económicas y perjuicios de todo tipo en la zona ribereña, hechos de los que se hacen eco los periódicos locales y que la población asume como un mal inevitable.
Pero si nos remontamos noventa y ocho años atrás, la lectura del ejemplar de El Independiente publicado el domingo 4 de febrero de 1912, temporada en que el río alcanzó su culminación con 4.02 m , nos sorprende con el breve artículo titulado La creciente del río Paraná, en el que el autor describe que "El paseo Boulevard está concurridísimo todas las mañanas y tardes. La creciente actual es observada con mucho interés y los comentarios que se hacen cada día son más novedosos."
Según cálculos, parece que para el próximo mes de Marzo será mucho mayor. Si este pronóstico resulta acertado, será seguramente la primera vez que observaremos una creciente sin igual."
El chalet del Club Náutico tiene, según informaciones, sesenta centímetros de agua."
El paseo Garay totalmente inundado, y las embarcaciones pasean en él como en la misma laguna. Es bellísimo el aspecto que presenta."
De estos conceptos parece desprenderse un subjetivo entusiasmo por esa situación hídrica, una apreciación tan opuesta a la que objetivamente hoy nos pone en alerta, que la memoria evoca al asturiano Ramón de Campoamor recordando algunos de sus poemas: "la belleza sólo está / en los ojos del que mira", para coincidir en parte con él cuando expresa"Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal conque se mira".
Testigos de tantas crecientes y estiajes, nos convencemos de que al cabo de casi cien años, el tiempo ha impuesto otro color muy distinto en el "cristal conque se mira" al indomable Paraná.
Colaboración Julia McInerny
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