PROYECTO LECHIGUANAS
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Proyecto Lechiguanas |
Se denomina con el nombre de “Lechiguanas” a un grupo de islas que estuvieron en litigio entre la provincia de Buenos Aires y la de Entre Ríos. Pertenecen al delta entrerriano y adquirieron notoriedad en el ámbito local y nacional, a partir de una iniciativa interesante que propuso cultivar su suelo.
Dicho emprendimiento fue impulsado por una empresa privada de personeros norteamericanos, que actuó bajo el nombre de “Lechiguanas S.A.”, cuyo Presidente fue el señor Juan José Francisco Reynal, que en su momento expresó que era intención de la misma, explotar una vez recuperadas, las aproximadamente 58.800 hectáreas de tierras isleñas de extraordinaria fertilidad. Ello se haría inicialmente con el cultivo de maíz y algunas legumbres para luego incorporar nuevos cultivos.
Dicho emprendimiento desencadenó un artificioso conflicto entre las dos provincias mencionadas, ya que Buenos Aires por ley dejó sin efectos el convenio de límites firmado en el año 1959 entre los gobernadores Raúl Uranga y Oscar Alende.
Por otra parte el Gobierno Nacional al derogar los decretos-leyes del período de facto también derogó el que reconocía la potestad jurisdiccional de Entre Ríos sobre las mencionadas islas, retornando de ese modo a la condición de “zona de litigio”.
La historia se inicia en 1969 cuando la empresa norteamericana King Ranch de Texas, EE.UU., representada por Juan José Francisco Reynal gestionó la cesión de una parte de las islas y tomó posesión de las mismas para iniciar su recuperación, atento a que era propietaria de 22.000 hectáreas adquiridas privadamente.
Para llevar adelante el proyecto de recuperación de esas tierras, se hacía necesario realizar un endicamiento, para alejar el peligro de las inundaciones. Para ello la empresa adquirió 10 excavadoras de distinto tamaño que iban desde 90 a 20 toneladas de rendimiento en el movimiento de tierra; además incorporó 9 tractores, topadoras, motoniveladoras, camionetas equipadas con sistema oruga flexible adaptable a cualquier tipo de terreno, lanchas y hasta un helicóptero, material éste todo necesario para la primera etapa, a la que luego se le incorporó bombas extractoras de agua. Todo este material fue traído desde Estados Unidos en el buque Inagua Sound, iniciándose de inmediato las tareas específicas, despertando un entusiasmo muy especial entre la población por los comentarios que realizaba el personal contratado al efecto.
Las primeras experiencias realizadas demostraron las grandes posibilidades que ofrecía la explotación de esa parte del territorio, que hasta ese momento nadie se había atrevido a intentar. Los primeros resultados obtenidos despertaron también el interés del gobierno de Entre Ríos sobre dicho territorio volviéndose a reactivar el conflicto y con ello la paralización de las tareas, luego de la construcción del murallón perimetral destinado a contener las crecientes del Paraná.
El gobierno de Entre Ríos votó la ley Nº 5437, aprobada por unanimidad, entendiendo que se acababa de consumar un acto de soberanía, al establecer dicha ley tomar posesión inmediata de las tierras entregadas, a la vez que declaraba de utilidad pública y sujetas a expropiación las tierras no fiscales, que la empresa había adquirido privadamente, como así también todas las instalaciones y equipos de propiedad particular.
Como consecuencia de ello se dio un freno en el trámite jurídico de las cuestiones jurisdiccionales entre las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, que provocaron la paralización de las obras y el abandono de las maquinarias y herramientas que quedaron a la intemperie, sobreviniendo con el transcurso de los años un deterioro material, sin que emanara de la empresa ni de los organismos competentes información alguna sobre el diferendo suscitado.
El comentario periodístico impulsado por la parte interesada era que se había causado un grave perjuicio a la empresa, “sin que la misma haya cometido acto alguno que lo justifique. Lechiguanas S.A., empresa argentina –se decía– con capitales nacionales y que recibió en préstamo del ciudadano norteamericano Michael G. Phipps, hoy su sucesión, para comprar en los Estados Unidos las maquinarias e implementos necesarios para realizar la obra, fue adjudicataria por licitación pública de un contrato de locación de obra, con pago en especie y no donación, como insidiosamente surge de algunos comentarios”.
Según los directivos de la empresa el acto constituyó un despojo liso y llano, al haberse actuado irresponsablemente y dejar todo abandonado. Además consideraban la expropiación un acto arbitrario que perjudicaría no solo a la provincia de Entre Ríos sino también al país.
El paso del tiempo y las enormes lluvias caídas junto con la crecida del río Paraná, originaron grandes zonas pantanosas en el interior de la isla, motivando la pérdida de algunas cosechas experimentales y provocando el enfriamiento “de los posibles arrendatarios atraídos por la intensa campaña publicitaria desplegada por la firma Pedro y Antonio Lanusse desde Buenos Aires”, por lo que el proyecto quedó trunco con el abandono no solo de los trabajos sino de la cantidad de maquinarias y autobombas instaladas en el lugar.
El emprendimiento de Lechiguanas, al igual que muchos otros como el Ferrocarril Depietri, por ejemplo, no solo impidieron el desarrollo de una actividad que iba a ser beneficiosa para una zona vinculada a San Pedro sino que causaron un gran perjuicio a la economía del país, al quedar abandonados esos proyectos, sin que nadie más volviera a reactivarlos, a pesar de ser observados por todos como muy importantes para la vida y el nivel económico de la población.
Fuente: Historia Documental de San Pedro Américo Piccagli
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Rodolfo