LA BALSA


LA BALSA VIEJA

Quien tenga algunos años  ¡como no se va a acordar de la balsa vieja! ¿se acuerda?, la que estaba ahí nomás,  antes de llegar a la zanja de Celulosa Jujuy, la que había que moverla con una manija que estuvo a cargo, entre otros, de Pedro Gómez, Romulo Lina, Olmos y González,  y  que los que la cruzaban muchas veces se hacían cargo de de moverla,  la que nos permitía llegar  al Tabaquero, a la casilla alta, el alemán negro, lo de Ojeda, lo de Tuero, Fumazoni etc. y  hasta Las Pirañas.

Recuerdan las colas que se hacían,  principalmente en épocas de pejerrey, desde horas muy tempranas para agarrar el “mejor lugar”, yo no tenía problemas por que iba en bicicleta y luego en moto, recuerdo las excursiones que hacia en bicicleta, con los hermanos Chico, Tomás y Quito y a veces con el “gordo Coceres”, empleado del náutico, que llevaba para cocinar una olla y hacía tallarines.

La cantidad de gente que iba a pasar las noches, en total tranquilidad, ya que era 100% seguro, recuerdo algunos de mis compañeros, las familias de Horacio Duarte, Lido Fontana, Eduardo Schutz, Ariel Gomila etc. muchas veces solo llevábamos una “picada” ya que el menú iba a ser pescado, ¡y no fallaba nunca¡

Que tiempos aquellos, se acabó la balsa, se acabaron los peces que en otros tiempos había y los que es más lamentable, se acabó la tranquilidad.

Ahora podemos ver a nuestra querida balsa arrumbada en al camino a las canaletas, recordando tiempos mejores y esperando que alguien la ponga nuevamente en funcionamiento.

Recorriendo ejemplares de la publicación “Sucesos en Treinta Días” de 15 de mayo de 1975 encontré un artículo con este titulo:


“EL PARAÍSO DE LOS PESCADORES





Puede ser sorpresivo el titulo con el que nos referimos a cierto lugar de nuestras costas que a nadie se le había ocurrido titularlo así.   Pero es evidente que el  hecho de que antes no se lo distinguiera con ese apelativo no priva de que una vez sea la primera y entonces aquí es­tamos.
Por las condiciones natu­rales de sus costas, por el sobrado espacio para acampar,  por la policro­mía de sus paisajes, por la comodidad que ofrece para llegar;  con vehícu­los terrestres hasta el corazón mismo de la zona específica de pesca. Por­que el pique se da y se obtienen todo tipo de ejemplares de patí, boga, dorado,  bagre,  y cuanto pez  logra la denominación de autóctono de nuestros ríos.

Abandonemos la generali­dades,  y objetivamente señalemos cual es el dechado de virtudes que hemos  resuelto publicitar de tal forma. La Isla que antiguamente comenzaba frente al Puerto San Pedro denominada “DOS de Oros” y que el camino del tiempo unió con “Los Laureles” ante la desaparición de un riacho llamado "Del Tabaquero" y que la mano del hombre volvió a separar con un canal por el que los barcos madereros proveen a Papel Prensa de la materia prima que allí se elabora.

Allí justamente nace el PARAÍSO DE  LOS PESCADORES donde la vuelta del Taba­quero ofrece ahora la bo­ca del mencionado canal, v de allí aguas abajo has­ta el paraje denominado "La Piraña",  a veinticin­co kilómetros de distan­cia total de costa flor para la pesca deportiva.
EL MEDIO DE ACCESO
Camino al Puerto que se desprende del denominado Mor Roig y que llega frente a los silos de la Jun­ta Nacional de Granos. Justo frente al Country Club de Los Andes,  y a la derecha del mencionado camino,   la cinta pavimen­tada que es a su vez acce­so al Parque Industrial señala "A LA BALSA", Se­tecientos metros.  Dos gi­ros en camino totalmente entoscado detrás de la Papelera Jujuy y el arribo a  la costa del riacho Baradero,  con el emplaza­miento de la embarcación que hace posible el arri­bar definitivamente al objetivo del pescador.

LA BALSA NUEVA
Es la misma que "años ha" estaba un kilómetro mas arriba sobre el mismo ria­cho,  por servicio de Via­lidad Provincial y que se manejaba a mano.   Hoy, do­tada de un motor Fahr adaptado, con servicio perma­nente las 24 horas por quien adquirió la ex­plotación del servicio.
El peaje es ínfimo. Cen­tavos prácticamente para los vehículos y totalmen­te gratuito para los isleños,   las bicicletas, etc.   Contabilizamos que para cada cruzada, con dos automotores, demora incluyendo carga y des­carga menos de cuatro mi­nutos.   La cordialidad de los concesionarios y de su personal hace muy grato el inicio de esta aventura isleña, desde la información de pique, carnada, hasta cuanto preguntan los visitantes va siendo evacuada por los sampedrinos que residen allí que muestran una vez mas, el don tan destacado y común a San Pedro que es ya motivo de comentario e interés por cuantos nos visitan.

CAMINO ADENTRO

Han comenzado las sorpresas. Tras el cruce eficiente y rápido, cómodo y seguro, la presencia de un camino en perfectas condiciones, terraplenado y muy parejo donde sin lugar a exageraciones se puede recorrer a más de 80 Km. por hora aviva el deseo de sumergirse en el placer de un viaje que se adelanta como inolvidable. No mas de 2.000 metros y ya en la costa paradisíaca que no se interrumpirá por mas de 25 kilómetros.  
   


El Paraná viene dando a esta altura una gran vuelta que comienza en la isla de Víctores y ha de finalizar recién luego del Faro,  o de "Lo Tuero'. como comúnmente se iden­tifica la zona. Golpea contra la margen derecha en cuestión,  y produce entonces el corte a pique que señala buenas profun­didades y pocas posibili­dades de pérdidas de ele­mentos por enganches en el cauce o barrancas del veril del río.   Como si esto fuera poco durante varios kilómetros se ori­ginan asimismo por con­ducto del giro del río grandes remansos que crean condiciones especia les para algunos aspectos importantes de la labor deportiva. Específicamen­te la convierte en maravillosa para la pesca del pejerrey,  plateado teso­ro del Paraná y delicia del hombre del anzuelo. Pero sigamos marchando, que aún nos falta ver lo mejor de esta costa. Un solo bache dentro de tan­to ensueño está siendo prontamente solucionado por la Municipalidad con la presencia de sus ele­mentos y Domingo Bronce, que dedica especial celo a la solución de todos estos inconvenientes. El cruce del “Tigrecito”  riacho tapiado en su na­cimiento pero que inunda el paso cuando crece el río o cuando llueve convirtiendo  en fangal veinte metros de camino.


El Paraná viene dando a esta altura una gran vuelta que comienza en la isla de Víctores y ha de finalizar recién luego del Faro,  o de "Lo Tuero'. como comúnmente se iden­tifica la zona. Golpea contra la margen derecha en cuestión,  y produce entonces el corte a pique que señala buenas profun­didades y pocas posibili­dades de pérdidas de ele­mentos por enganches en el cauce o barrancas del veril del río.   Como si esto fuera poco durante varios kilómetros se ori­ginan asimismo por con­ducto del giro del río grandes remansos que crean condiciones especia les para algunos aspectos importantes de la labor deportiva. Específicamen­te la convierte en maravillosa para la pesca del pejerrey,  plateado teso­ro del Paraná y delicia del hombre del anzuelo. Pero sigamos marchando, que aún nos falta ver lo mejor de esta costa. Un solo bache dentro de tan­to ensueño está siendo prontamente solucionado por la Municipalidad con la presencia de sus ele­mentos y Domingo Bronce, que dedica especial celo a la solución de todos estos inconvenientes. El cruce del “Tigrecito”  riacho tapiado en su na­cimiento pero que inunda el paso cuando crece el río o cuando llueve convirtiendo  en fangal veinte metros de camino.

Ya aho­ra podemos decir que el inconveniente pasó al ol­vido y que se terminaron en    ese lugar las zozo­bras*.  Carpas,  riles y líneas, faroles, música y familias se suceden a lo largo de una costa limpia de malezas,  insectos pe­ligrosos y con la prote­cción a veces de arbole­das naturales o planta­das que completan las co­modidades del paraíso del pescador. Alguien dijo que para que aquello sea un lugar perfecto habría que dotarlo de agua potable y luz.   Creemos que lo primero no es tan difícil ni lejano.  Mas aun, imprescindible que la Municipalidad co­loque en forma urgente dos o tres bombas de las que se utilizan sobre la costa, muy económicas y fáciles de arreglar y mantener. Lo segundo quizás no es tan simple, pero tampoco tan imposible, y sería cuestión de plantear el tema a nuestra cooperativa,  que tiene líneas a solo 200 metros de la balsa.

Hay aún algunos aspectos de los que queremos contarles.  Junto a la embarcación que hace oficialmente el cruce del Baradero se ha instalado un negocio que cuenta con casi todo lo que puede necesitarse en un medio como el elegido para turismo y deporte.  Isla adentro junto a la pesca, su familia puede dedicar suestada a la caza mayor o menor,  ya que abundan en, las islas las nutrias, los carpinchos,  los jilgueros,   chilenitos y federales,  los chajás, patos y otras aves silvestres.



Nada hay comparable con la grandeza de la naturaleza.  Nunca mejor que en el PARAÍSO DE LOS PESCADORES para que el dicho cobre total realidad. Lo invitamos a que lo conozca.  Si entiende algo de pesca, pues despunte el vicio y después nos cuenta,  si no,  pues que es tiempo de iniciarse, pero entonces a tener algo de paciencia y no salir con el comentario de que somos mentirosos. Aunque como buenos pescadores, menos en el tema que aquí tratamos,  lo somos bastante.   Con decirles que el sábado fuimos a pescar y sacamos un bagre de 53 kilos¡¡¡.













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