EL CONVENTO
FUNDACIÓN DEL CONVENTO FRANCISCANO
Durante el lago período que
nuestro país fuera colonia, la obligada vía fluvial del Paraná, junto a sus
adyacencias, cobró una verdadera importancia para la comunicación de Asunción
del Paraguay con la madre patria en Europa. En aquel entonces la importancia de
esta ciudad americana, floreciente centro de hispanidad era de primer orden ya
que persistió la idea durante un tiempo que podría llegar a ser una salida al
Atlántico para el Alto Perú y posteriormente centro de contención para las
siempre renovadas invasiones lusitanas (portuguesas).

Por allí
que cobró notoriedad un hecho desencadenado por la primera invasión
inglesa. Cuando el Virrey Sobremonte abandona precipitadamente Buenos Aires
tras el desembarco de Beresford, tratando de resguardar los tesoros de la
ciudad, los divide en tres fracciones, partiendo una de ellas a Córdoba, una
segunda a Luján y la tercera al Convento de San Pedro. Derrotados los ingleses,
el cura Doctor Feliciano de Pueyrredón, hermano del Brigadier Juan Martín hace
volver las cajas reales con sus doblones, custodiada por un escuadrón de
Húsares, integrada por lugareños, pero los doblones nunca llegan a destino,
perdiéndose misteriosamente en el trayecto.
Esta
veleta, la más antigua conocida que se tenga noticia en la Provincia de Buenos
Aires, parecía condenada a desaparecer, pero es rescatada, sacada de entre los
escombros, por el arquitecto José María Peña en 1968, actual director del museo
de la ciudad, junto con un grupo de inquietos profesionales que integraban el
Museo San Roque. El viejo gallito, humildemente aún vive. Hay una réplica de
ella sobre la calle Alsina, aproximadamente al 350, en la vereda de los números
pares.
Fuente desconocida
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