NUEVO FÓSIL

Fragmento del craneo

Descubren cráneo de perezoso fósil con huesos en la piel

Son restos de un Mylodon darwini, un animal de 1000 kilogramos que habitó las llanuras prehistóricas americanas

  Su andar era lento; su masa corporal de algo más de 1.000 kilogramos intimidaba a sus atacantes. Sus manos estaban provistas de fuertes garras y su piel, cubierta de gruesos pelos, escondía una defensa admirable: miles de pequeños huesillos de forma semiesférica distribuidos en todo su cuerpo cumplían el rol de una “armadura flexible”.
  Así era Mylodon darwini, una de las asombrosas especies de perezosos gigantes que se desarrollaron durante el Pleistoceno en gran parte de América del Sur. 
  A 170 km de Buenos Aires, en la ciudad de San Pedro, fue descubierto el cráneo fragmentado de uno de estos animales conservando, aún, un importante número de esos pequeños huesos dérmicos llamados “osteodermos” que le protegían de mordiscos y zarpazos. 

Sitio del hallazgo

  San Pedro está ubicada sobre un importante frente de barrancas situado sobre la margen derecha del río Paraná, a 170 km al norte de Buenos Aires. Dichas barrancas están conformadas por sedimentos depositados por los vientos y los ríos durante un lapso promedio de 1 millón de años, aproximadamente. Esos sedimentos conservan importantes restos fosilizados de la variada fauna que habitó las llanuras en épocas pasadas.
  A unos 5 km al Este del casco urbano, en un corte natural del terreno, personal del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” descubrió el fósil de un Mylodon, semi oculto entre un grupo de rocas lavadas por las lluvias.


Cráneo y osteodermos

  Las piezas recuperadas, desperdigadas por la erosión, corresponden a partes del maxilar superior de un ejemplar de Mylodon darwini. 
  El fragmento más importante conserva tres piezas dentales que fueron de mucha utilidad a la hora de identificar la especie. Sin embargo, lo más llamativo, fue el hallazgo de 169 osteodermos (huesos de la dermis) que estaban inmersos en la piel del perezoso conformando una especie de “malla o armadura flexible” que protegía al animal de eventuales mordidas.
  
Desde el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, opinan que: “Esta adaptación evolutiva, observada también en algunos dinosaurios, ha sido un importante logro obtenido por ciertos géneros de mamíferos fósiles como Mylodon y Glossotherium, ambos de la familia Mylodontidae. Esta protección se distribuía a lo largo y ancho de todo el cuerpo del animal y estaba conformada por osículos que comenzaban siendo una pequeñísima dureza de apenas 1 mm que crecía hasta alcanzar un desarrollo apenas superior a los 10 mm de longitud”.

El Dr. Eduardo Tonni, Jefe de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de la Plata y asesor del Museo de San Pedro, considera que: “Se trata de fragmentos asignables al cráneo de un Mylodon, perezoso del grupo de los xenartros, lo que convierte al material descubierto en San Pedro en un fósil valioso ya que no son frecuentes los restos de este género en la provincia de Buenos Aires.
Los primeros restos de este mamífero extinguido fueron hallados por Charles Darwin en 1832 en los alrededores de Bahía Blanca (Punta Alta) y estudiados por otro inglés, Richard Owen, en 1840, quien lo denominó Mylodon darwini, como homenaje a su descubridor”.


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