JORGELINA BARBICH
SIMPLEMENTE
JORGELINA
REPORTAJE PUBLICADO EN LA REVISTA “SUCESOS EN
TREINTA DÍAS” DIRIGIDA POR EL SEÑOR SERGIO SABINO”
¿Anécdotas? Podríamos contar
centenares. ¿Quién en San Pedro no conoce a Jorgelina?... Jorgelina simplemente, como la llaman sus enfermos. Una mujer
que, tras un continente severo y
por momentos riguroso, esconde una timidez
de colegiala y una bondad a toda prueba Jorgelina huye a la notoriedad; cuando fuimos a verla para hacer una crónica
-de su labor como enfermera - se despojó de todo mérito y dijo que "Yo
pienso que hay muchas otras enfermeras que merecen ser entrevistadas en lugar mío". Al final transó, no porque
la hayamos convencido sino porque se dio cuenta que de esa
manera nos ahorraba un disgusto. Y Jorgelina no lo hubiera soportado porque -salvando
las distancias- está demasiado habituada a lograr que la gente deje atrás sus
disgustos y sus problemas.
Aunque todos la conocemos por Jorgelina, su apellido es
Barbich. Nació en Las Canaletas, un barrio que recuerda con mucho cariño porque
allí pasó los primeros años de su
vida. Su padre venía de San Fernando;
su madre, de una colonia italiana recién
llega da a nuestras costas. Le preguntamos cuando empezó su carrera como
enfermera y nos dice qué a los 14
años ya trabajaba en un sanatorio,
pero aún antes, a los 10 años, cuidaba dos viejitos de apellido Soriano
que vivían cerca de su casa, en Las Canaletas.
Más tarde comenzó a trabajar como
ayudante de anestesista en el Hospital, cuando todavía estaban las Monjas, no recuerda bien en que año. No tiene presente haber trabajado nunca muy
lejos del Dr. Kaiser o del Dr. Eliceche, cuando éste estaba en el
Hospital, pese a que jamás fue empleada
ni percibí sueldo alguno del Hospital; siempre lo hizo ad-honórem: cuando lo necesitaban la llamaban y por lo general era para ayudar en
la anestesia de los pacientes.
Puede decirse, sin temor a
las grandilocuencias, que Jorgelina
tiene toda una vida de enfermera. Le preguntamos por el ritmo de trabajo que
lleva actualmente y sonríe como restándole
importancia; de 8 a 12 y de
15 a 19 en los papeles; en la realidad, mucho más que eso...Le preguntamos por las
enfermeras más capaces que ha conocido y nos di ce que hubo muchas; pero tiene más
presen te a una italiana llamada Emma Carrega, que fue compañera suya en un
sanatorio y a quien siempre recuerda con simpatía, Ahora es Jefa de enfermeras
pero -aclara- "esto no significa
que sepa más que la otras", frase que la pinta de cuerpo en te ya que únicamente alguien muy humilde y con mucha madurez puede
llegar a decir eso.
Le preguntamos si ha ganado mucho dinero y la respuesta es inmediata: "La parte material me ha tenido sin
cuidado. Uso el dinero como se usa el
agua, el fuego o los alimentos; lo uso por que es necesario y porque cumple una función, pero nada más. Nunca me interesó y no hice
nada para acumularlo. Pero en lugar de
dinero, he ganado muchos amigos, que me enorgullece. Es algo muy lindo salir a la calle y
encontrar gestos de agradecimiento. Esa es
realmente mi mayor fortuna. Y mi
mayor placer naturalmente es que el enfermo se cure..."
Le preguntamos por San
Pedro, y nos dice que naturalmente
quiere mucho a esta ciudad donde han crecido sus hijas y donde se formó como
enfermera. "Quiero a San Pedro porque me dio todo", expresa. "Me dio inclusive el cariño de
la gente y eso sí que es bien mío y no me
lo puede quitar nadie..."
Jorgelina Barbich. Jorgelina
para los que sufren, para los que tienen
fé, para los que esperan algo bueno de la vida. Simplemente, Jorgelina Una
enfermera de gran capacidad profesional,
cargada de humanidad y rodeada de afecto y agradecimiento. Decir Jorgelina es decir todo. Y aunque sabemos
que su modestia le impedirá aceptar esta nota sin incomodarse, esperamos que
entienda que hay mucha gente que la
quiere y que toda esa gente, y no nosotros, son los autores de esta
nota. ¡Gracias, Jorgelina; gracias por todos ellos...!
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