LOS IRLANDESES EN SAN PEDRO Bs As.
La población de Irlanda disminuyó
significativamente entre 1830 y 1930, por enfermedades, hambrunas y en
particular a causa de las presiones impuestas por los gobiernos que intentaron
ejercer un poder arbitrario, nunca aceptado por los nacidos en la isla. Así fue
que miles de sus habitantes emigraron en busca de horizontes favorables a sus
ideas de libertad, progreso y bienestar hacia distintos lugares. América del
Norte, Australia y América del Sur fueron los sitios preferidos, viajando en
barcos repletos, con escasez de alimentos, demorando largas semanas y en
ocasiones meses, en completar la peligrosa travesía.
El campo argentino fue un destino hospitalario
y amable para estos inmigrantes, al que se adaptaron fácilmente, desarrollando junto
a sus descendientes las tareas rurales a las que ya se dedicaban en su país de
origen. Con esfuerzo se abrieron camino en la vida de su patria adoptiva, destacándose
algunos como agricultores y ganaderos, especialmente ovejeros. Hasta en su
pulcra vestimenta acriollada se complacían en confundirse con los nativos, y en
muchos casos las familias prolongaron
durante años esa arraigada costumbre. Aunque nunca abandonaron su idioma natal,
asimilaron rápidamente el español y lo convirtieron en su segundo idioma, y así
procedieron con sus hijos, procurándoles la mejor educación posible. Algunos de
sus descendientes también fueron comerciantes, profesionales, médicos,
abogados, sacerdotes, fundadores de pueblos y en ocasiones desempeñaron cargos
calificados en el gobierno y en instituciones locales, y en actividades
políticas.
Sería muy difícil asegurar exactamente
cuántos y cuáles fueron los apellidos irlandeses distribuidos en las tierras
sampedrinas, pero los registros parroquiales, los papeles familiares y las
páginas de genealogía proporcionan datos que permiten alcanzar una nómina razonablemente
aproximada, en la que puede haber involuntarias omisiones:
Ashton, Austin, Bannon, Baygan, Bell, Bent,
Bermingham, Boyle, Brady, Brennan, Brown, Burns, Buttler, Carbery, Cardiff, Carmody,
Cavanagh, Charles, Clancy, Clark, Clohesey, Cogley, Corcoran, Corvan, Costello,
Cronin, Crowley, Cullen, Culligan, Cummins, Curran, Dalton, Devitt, Dillon, Dogan,
Doherty, Donohe, Donovan, Dooner, Doran, Doyle, Edwan, Egan, Eustace, Fahey,
Fallon, Farrell, Feennan, Fennon, Ferguson, FitzSimons, Flaherty, Flanigan, Flannery,
Flood, Flynn, Ford, Fortune, Fox, Fullan, Furlong, Gaffney, Gahan, Gaynor,
Geoghegan, Gould, Grahan, Grant, Green, Griffin, Hall, Hallen, Harrington, Haugh, Hagerty, Hayes, Healy, Hoare,
Holland, Hore, Hynes, Joyce, Kearney, Kehoe, Kelly, Kennedy, Kenny, Kielty, Killeen,
Kilmurray, King, Kinsella, Lee, Ledwtih, Lennon, Lennox, Lienhart, Lloyd, Louhgrey, Loughlin, Lynch, Maguire, Mahon, McDonnell,
McInerny, McNally, McNamara, Miller, Moran, Morris, Mulligan, Murphy, Murray, Murtagh,
Nally, Nealon, Newman, Nolan, O’Brien, O’Connor, O’Donnell, O´Donohoe, O’Dowd,
O´Dwyer, O´Farrell, O'Finley, O'Gorman, O’Higgins, O’Leary, O’Neill, O’Riordon,
O´Toole, Perkins, Peter, Proctor, Quigley, Quinn, Rashford, Rath, Redmond, Regan,
Reid, Renny, Reilly, Reynolds, Robbins, Roche, Rock, Rooney, Ryan, Ryle,
Sarsfield, Scallan, Scally, Sheahan, Sheenan, Sheridan, Slevin, Stafford, Sullivan,
Tumulty, Wade, Wall, Welsh, Whelan, Wheeler, Whitty, Wilson, Wynne, York, Young…
Muchos
de ellos optaron por formar sus familias en San Pedro y acá se establecieron
definitivamente hasta el final de sus vidas. Otros residieron por un tiempo en la zona, y más
adelante buscaron nuevos destinos, al contraer enlace o cambiar sus tareas En ocasiones fueron los hijos los que decidieron
alejarse tras un futuro promisorio, y a veces los apellidos de sus padres
quedaron en un segundo plano cuando sus cónyuges fueron de otra nacionalidad. Pero
aun así, al recordarlos se reavivan viejas y entrañables historias familiares que
siempre estarán latentes en la auténtica memoria de sus portadores y en la de muchos
sampedrinos.
Colaboración: Julia Mc Inerny
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