ALMACENES DE LAZO, ARNALDI Y COMA
Este artículo, “RAMOS
GENERALES”, fue publicado en la revista “La Memoriosa” editada por Paola
Castillo del mes de mayo del año 2013.
Enzo había dejado temprano la
ciudad de Buenos Aires. En el asiento del acompañante llevaba una caja de
madera labrada que aún conservaba el olor a palo santo. Escuchaba un compilado
de los Beatles mientras descansaba su mano en la caja donde tenía las fotos
"de antes", como le gustaba decir a su abuelo Antonio. Mientras
conducía, su mirada seguía firme en el cemento mojado. En cambio, su mente
libre y escurridiza, empezaba a jugar a los recuerdos. Cuando era chico su
abuelo solía proponerle a menudo el mismo entretenimiento. Le relataba memorias
sobre el pueblo en que vivió, San Pedro, y le mostraba las fotos que atesoraba.
De cada una de ellas le narraba una historia cargada de anécdotas y sorpresas
casi mágicas. Enzo tenía que seguir muy atento cada uno de los relatos, mirar
las fotos en detalle para que cuando le tocara el turno a él pudiera sortear el
obstáculo y evitar las prendas.
Cuando le tocaba, luego de un
fuerte chasquido de dedos y con porte esbelto, Enzo sacaba de la caja una foto
al azar y empezaba a contarle las historias de las fotos a su abuelo. De esta
forma fue conociendo la vida social de San Pedro sin haberlo visitado nunca.
Hoy está viajando a la ciudad para encontrarse con los almacenes, casas, bares,
calles, plazas que de chico lo habían entretenido tanto. Para jugar otro juego.
El de encontrar la diferencia, pero siempre jugando a los recuerdos.
COMO SI NO HUBIERA PASADO EL TIEMPO
AI bajar de la Panamericana
Enzo tomó la ruta 1001 y de inmediato accedió a un poblado que reconoció casi
al instante al frenar en una esquina con tradicionales comercios. Estaba en Río
Tala frente a la llamativa estructura de chapa del Bar de Lazo y el tradicional
Almacén de Coma, que aún hoy mantiene en el exterior los surtidores de
combustible. Miró esas viejas imágenes una vez más. Alzó la vista y se quedó
perplejo observando un rato largo la fachada, parecía como si el tiempo no
hubiera pasado.
La historia de la familia Coma
está íntimamente relacionada con la historia de la localidad de Río Tala. Los
primeros Coma en llegar al lugar fueron Pedro y Manuel, inmigrantes españoles
provenientes del pueblo de Alentorn. Una vez establecidos dieron lugar al
"Almacén de Coma", un ya tradicional almacén de ramos generales que
actualmente gerencia Raúl Antonio Coma y su familia.
"En el año 1918 pusieron
un almacén del otro lado de la estación en el cual estuvieron dos años. Cuando
se hizo la subdivisión del pueblo de Río Tala, mi tío compró un cuarto de
manzana y edificó en el terreno este almacén. En 1927se asoció con su hermano
Manuel, mi padre, siendo la firma 'Pedro Coma y hermano'. Creo que en 1948 la
firma incorpora a dos nuevos socios. Pedro y Manuel suscriben cada uno a un
hijo, Salvador Manuel y Raúl Antonio. Ya en 1955 los iniciadores del negocio se
retiran y la firma pasa a ser 'Salvador y Raúl Coma'. y en el 77 Salvador Coma
se retira y quedo al frente del negocio", contó Raúl al interesado
visitante que aún tenía en la mano la foto del lugar.
"Se vendía de todo"
recuerda el actual dueño del comercio que aún abastece de centenares de
productos a los talenses. "Esto antiguamente fue muy grande, alrededor del
año '50 se vendieron 200 molinos de viento. Uno de ellos todavía está acá
enfrente. Siempre se conservó la misma estructura del negocio. Están los
cajones intactos de la época en que se vendía mercadería suelta. El azúcar, la
yerba, los fideos venían en bolsa. Ademéis, siempre se vendió combustible:
nafta y gasoil. Pueden verse frente al local los YPF. También hacíamos seguros agrícolas
con las compañías La Agraria y La Agrícola, aseguraban la cosecha contra
granizo o incendio, agregó el comerciante como para ofrecer una magnitud de la
diversidad de rubros que abarcaban.
Acompañando el hacer en la
historia de Río Tala, en 1927 se instaló lugar el primer teléfono, convirtiéndose
en un -importantísimo medio de comunicación para toda la comunidad. Según las
propias palabras de Coma “trajeron una línea aérea de San Pedro con los postes
y los hilos dios y era el único medio de comunicación que tenía el pueblo. A
cualquier hora de la noche por enfermedad o por lo que sea, el teléfono se
atendía, los batateros venían a la noche porque a las 20 salía un tren y se
comunicaban con el mercado central. El número primitivo era interno N° 2. Después
pasó a ser el 221 bis". Por aquel entonces la compañía que prestaba el servicio
era Unión Telefónica.
Enzo no quería que la charla
terminara y seguía interrogando al propietario sobre la importancia del almacén
para los lugareños. "A los clientes se les cobraba por año, cuando vendían
la cosecha", dijo Coma y continuó: "algunos te decían que no les
alcanzaba el dinero para pagar la cuenta, entonces te entregaban maíz. En una
oportunidad un cliente nos dio un cerdo en pago. En esa época la gente no iba a
San Pedro, era muy difícil, no había medios de locomoción. Entonces, no
conocían los bancos, y depositaban acá el dinero y decían: le depositamos 100
pesos a usted que tiene caja de hierro -caja fuerte-. Entonces, con una
libreta, si entregaban 100 pesos, después venían y te decían: necesito 10
pesos, y en la libretita se llevaban todo anotado".
Don Coma contó al curioso
visitante que el local cuenta con un sótano "grandísimo” porque
antiguamente no había hielo, no había medios para enfriar las bebidas, entonces
se ponían en el sótano para mantenerlas más o menos frescas. Después
aparecieron unas barras de hielo que hacían en La Comercial. Se iban a buscar
tres barras de hielo. Se ponían en una heladera y enfriaban, más o menos una
semana. En ese momento ya tenían el camión internacional, adquirido en el año
'30. Cuando hicieron el almacén lo único que había para llevar la mercadería
era un carro y ya con el camión se iba a buscarla a San Pedro ". Enzo se
estaba despidiendo de la familia cuando Raúl Coma recuerda que el pueblo está
preparando una fiesta popular para festejar los 100 años de Río Tala, y que el
Bar de Lazo y Casa Arnaldi también son muy antiguos. Enzo, con sólo cruzar la
calle, ya estaba dentro del bar y su dueño Pedro Lazo le empieza a contar que:
"El bar se construyó en 1910 por Vicente R. Bengochea. con una estructura
de chapa que mantiene su estilo original. Cuando mi abuelo, Alejandro Teodoro
Lazo, lo toma en el año 1919 ya había tenido dos dueños. En un momento fue
almacén, fonda y bar. Muchas personas pasaban la noche y mi madre era la
cocinera. Funcionó como fonda hasta 1974 aproximadamente. Antes la gente no
consumía mucha cerveza: hoy lo que más se vende es cerveza y vino. Este bar ya
tiene 103 años", concluye Pedro sirviendo un Amargo Se-rrano.
Antes de dejar Río Tala Enzo paró en "Casa Arnaldi". almacén de Ramos Generales de Alberto Arnaldi. Intercambiaron unas palabras y pudo comprobar que se mantiene igual a 1935, cuando fue inaugurada. Preocupado por la hora y en llegar al hotel, Alberto le indica como retomar la 1001 en dirección a la ciudad de San Pedro
Fotografías: Almacenes de: Arnaldi, Coma y Lazo.
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