PROYECTIL DE OBLIGADO


Recuperan un proyectil de 11 kilogramos disparado durante el combate de Obligado

  Otro elemento de importancia se suma a la colección que viene conformando el Museo de Sitio Batalla de Obligado desde su creación, en noviembre de 2008.
  En esta oportunidad, el Sr. Ignacio Castro suma un proyectil de cañón de 11,200 kilogramos de peso y 143 mm de diámetro que había estado en su familia desde hacía tiempo. Castro, fue puesto al tanto de la tarea de recuperación iniciada por el Grupo Conservacionista, por intermedio del Dr. Julio Caraballo, profesional de nuestra ciudad, y decidió que esa pieza debía estar en el Museo del lugar.

  El poderoso proyectil presenta un excelente estado de conservación y se sumará a casi una decena de otras balas de cañón de similar calibre que el Museo ha venido atesorando en los últimos años.
  Estas grandes esferas de hierro macizo han sido halladas en diferentes lugares del pueblo, frente de barrancas y campos aledaños por transeúntes ocasionales en las más diversas circunstancias, tanto enteras como partidas o fragmentadas en numerosos pedazos.
  Este tipo de proyectiles, cuyo diámetro ronda los 145 mm resultan, hasta hoy, los más numerosos entre los que han podido incorporarse a la colección del Museo.

Pero…de dónde provenían semejantes proyectiles?

  Según la opinión del periodista e investigador Eduardo Campos, colaborador del Museo, “sólo 3 cañones del ejército federal podían disparar este tipo de proyectiles: 2 ubicados en la primera batería al mando de Alsogaray y 1 que estaba colocado en la segunda batería al mando de Eduardo Brown. Del lado enemigo únicamente dos buques poseían cañones de este calibre, el bergantín “San Martín” (tomado a la escuadra confederada tiempo antes, en Uruguay), con 2 cañones de este tipo, y el bergantín goleta “Procida”,con 3 piezas de “a 24”, tal como se denominaba a este calibre. Ambos bajo bandera francesa durante la batalla de Obligado”.
  Sin embargo, desde el GCF se considera que si las baterías de Lucio Mancilla agotaron todas sus municiones, como se lee en todos los testimonios de aquel día, es difícil imaginar que haya quedado este proyectil sin disparar, siendo más lógico pensar que la bala cedida por Ignacio Castro al Museo haya caído a suelo argentino proveniente de alguno de los dos buques franceses que formaron parte de aquella poderosa escuadra invasora.
 
  Desde ahora, este proyectil de 169 años pasará a contar su historia desde las vitrinas del lugar que rinde homenaje a los centenares de criollos que hicieron frente a ese terrible poder de fuego.

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