PRIMEROS VUELOS

Primeros vuelos. San Pedro, 1911

    Durante siglos el hombre siempre soñó con volar, y desde las míticas escobas de las brujas amigas de la luna y de la noche, junto a la quimera de las alas de pluma y cera de Ícaro acercándose peligrosamente al sol, ese anhelo perduró. Con perseverancia y coraje la ambición humana logró cumplir con ese sueño hacia fines del siglo XIX y principios del XX y entre los numerosos forjadores de los progresos de la aviación cabe recordar el nombre de Bartolomé Cattaneo. Nació en Grossotto, Milán, Italia, en 1885 y se formó como piloto en su país de origen y en Francia; de carácter temerario y aventurero, vino muy joven a la Argentina, donde brindaba exhibiciones aéreas. Volaba en un Bleirot XI, un monoplano de estructura de bambú y tubería de acero, cubierta por tela engomada, que tenía una envergadura de 7,8 m, un largo de 8 m, siendo su altura de 2,6 m y su peso de 300 kg, con un motor original de 3 cilindros con una potencia de 22 a 25 HP que luego sufrió modificaciones.
   
   El 5 de noviembre de 1910 ejecutó el primer vuelo de la historia sobre el corazón de Buenos Aires, siendo alabado por la prensa, y en otra oportunidad aterrizó en el hipódromo nacional mientras el público delirante lo aclamaba desde las gradas. 
    El 16 de diciembre de 1910 partió desde Buenos Aires rumbo a Colonia del Sacramento, Uruguay, siendo así el piloto del primer avión que aterrizó en suelo de ese país, donde realizó por un tiempo sus celebrados vuelos. Se lo reconoció como pionero de la aviación uruguaya y en 2009 su nombre fue impuesto a una calle de Colonia.
    Ya en la Argentina, continuó haciendo vuelos de exhibición ante el asombro general y el 25 de junio de 1911, efectuó la primera correspondencia entre Rosario y Buenos Aires transportando correo no oficial: dos cartas dirigidas al Ingeniero Aeronáutico Jorge Alejandro Newbery, quien se encontraba en funciones de Presidente del Aeroclub Argentino.
   
   Como es de suponer, este anunciado vuelo conmocionó a los habitantes de San Pedro que se aprestaban para contemplarlo. Un primer intento tal vez postergado por el clima dio lugar a que el 18 de junio de 1911 el periódico El Independiente informara que “Numerosas personas se trasladaron a la estación del ferrocarril el jueves pasado, para presenciar la llegada del volador Cattanneo, llevándose un soberano chasco. Si el tiempo lo permite, tal vez hoy se podrá presenciar el paso por nuestra ciudad del intrépido volador.”
    En su edición del domingo 25 de junio de 1911 El Independiente publicaba la noticia del viaje que debió realizar el aviador desde Buenos Aires a Rosario el día miércoles 21 de ese mes para luego cumplir con su misión de correo aéreo en dirección opuesta, manifestando que...“Por último, y después de soberanos chascos, el miércoles pasó por esta ciudad a una altura de 80 a 100 metros el intrépido volador Cattanneo. Muchísimas son las persona que han observado su paso y los más favorecidos han sido los que se han encontrado en las inmediaciones del Hospital. Bajó en Baradero, adonde se le obsequió con un banquete.”  
   
   En el periódico del 2 de julio de 1911 se lee por fin este detallado comentario:
Volación – Paso de Cattanneo. El domingo, como estaba anunciado, el intrépido volador Cattanneo salió del Rosario a las 12 y 10. Su paso por esta ciudad fue a la  1 y 45 p. m. siendo saludado con bombas. Las azoteas estaban todas repletas de curiosos, a la par que ansiosos de observar el aeroplano que conducía al valiente viagero (sic); esta vez no han tenido lugar los chascos del anterior viage (sic) pero sí muchos ayunos, pues centenares de personas dejaron para más tarde el almuerzo para no perder la oportunidad que se ofrecía de observar el prodigioso invento. Al tenerse conocimiento de su paso por San Nicolás la expectativa que en esta ciudad se experimentaba era verdaderamente febril: todos querían ser el primero en divisarlo y las miradas fijas a un punto determinado estaban como clavadas; al fin se oyó la voz del Sr. B. Casella, entre los que se encontraban en la bóveda de la iglesia, que dijo con entonación fuerte: “ahí viene”. Efectivamente a los pocos minutos ya era visible, como que también fue rápida su desaparición. Hizo el viage (sic) de Rosario a Buenos Aires en 3 horas 7 minutos y 30 segundos.” 
   
   El 10 de abril de 1914 Bartolomé Cattanneo realizó su primer looping en Villa Lugano y en ese mismo año viajó a Europa combatiendo para Italia, su patria, en la primera guerra mundial. En 1929 se radicó en San Pablo, Brasil, donde volaba para una compañía aérea. Murió el 12 de abril de 1949.
    Por mucho tiempo los testigos del paso de estos vuelos sobre San Pedro los habrán recordado como un acontecimiento, hasta que las personas se fueron acostumbrando a ver aparatos más pesados que el aire en los cielos argentinos y a reconocer a quienes contribuyeron al avance de la aviación en todos sus aspectos, nombres merecedores de una respetuosa admiración.
                                                                                                                     Colaboración :Julia McInerny

Fuentes:
.  El Independiente. Periódico. Archivo, números 1000, 1001, 1002.
  


 

.   http://uruguaymilitaria.com/Foro/viewtopic.php?f=2&t=1611&view=previous                                                                      




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