DÍA DEL VETERINARIO ARGENTINO


6 de agosto – Día del Veterinario Argentino

     Desde tiempos muy lejanos la insustituible relación del ser humano con los animales hizo necesaria la presencia de personas idóneas que cuidaran de la salud de estos amigos tan valiosos. Así surgió el albéitar, palabra de origen árabe con que se denominaba antiguamente al veterinario o especializado en la materia, cuya opinión era respetada en el control de las distintas especies que se consideraban de utilidad o que se amaban como mascotas.
    En nuestro país el hombre siempre estuvo muy ligado con sus compañeros del reino animal, dadas las características de sus tareas en el campo y la importancia de la ganadería que marcó las actividades desde los primeros tiempos.
    Hasta ese entonces los ganaderos recurrían a la presencia de profesionales extranjeros que no siempre podían ser contratados por razones económicas y tenían por lo tanto una actuación muy limitada, surgiendo así la necesidad de contar con veterinarios formados en el suelo patrio, salvando la necesidad de diplomarse fuera del país.
    En 1983 el gobierno nacional estableció el 6 de agosto como día del veterinario argentino mediante un decreto ley, recordando la iniciación de la carrera en el país el 6 de agosto de 1883, fecha en que comenzaron los cursos en el Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina en la localidad de Lavallol, provincia de Buenos Aires,  primera escuela de estudios veterinarios superiores en el país. En  1890 se trasladó a la ciudad de La Plata, funcionando como Facultad de Agronomía y Veterinaria, donde los primeros profesores que debieron ser contratados en países extranjeros dejaron su huella en los alumnos que respondieron a esa vocación.
    Fueron sólo tres los inscriptos que egresaron en 1887, pero a partir de ahí se  intensificó el interés por estos estudios para controlar la aparición de distintas enfermedades que preocupaban a las autoridades y desconcertaban a los ganaderos. Después de diez años, ya alcanzaban a un centenar los que ejercían la profesión colaborando con la industria ganadera que fue el eje del progreso durante gran parte de la historia argentina. Y por cierto que la cantidad de egresados se fue acrecentando hasta los tiempos actuales, donde la presencia del veterinario resulta indispensable para garantizar la salud del ganado en general y la de los pequeños animales que comparten el afecto de tantas familias.
   En el Día del Veterinario Argentino, un agradecido reconocimiento para todos los que abrazaron esta vocación tan involucrada con valiosas investigaciones  ligadas a la salud y al amor por la naturaleza y por la vida.
 Colaboración:  Julia McInerny
Fuentes:           

 Fotografía: himajina.blogspot.com

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