EL CANAL DON PABLO




APERTURA E INTENTOS DE CIERRE DEL CANAL DON PABLO

    Muchas veces las actitudes tendientes a encontrar la solución a un problema, terminan creando otro de mayor magnitud, no por falta de estudio sino porque, como en este caso, tratándose de la naturaleza, las consecuencias son siempre imprevisibles.
    Ello ocurrió durante el mandato del Intendente Comisionado don Romano Cucit, ante los insistentes pedidos de los pescadores del barrio Las Canaletas, que solicitaban se abriera la laguna en el sector norte de la misma, para facilitar su acceso al río Paraná y brindar así una más rápida comunicación con el Paraná de ese sector de la población. En respuesta a ello se elevó una consulta al gobierno provincial, que respondió con dos dictámenes distintos: uno de parte de la Dirección de Hidráulica, que prevaleció sobre el de la Dirección de Puertos y Vías Navegables, inclinándose en consecuencia el Intendente por el que se consideraba más favorable al pedido de los vecinos: abrir un pequeño canal en la zona norte de la laguna, quedando a partir de ese momento en la mente de los sampedrinos, según una expresión periodística de aquellos años, como la “memoria de un error”.
    En el año 1969, una draga del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia fue la encargada de romper el equilibrio existente hasta ese momento entre el río Paraná y la laguna de San Pedro, cuya diferencia de niveles entre ambos calculada en 18 centímetros era amortiguada por el brazo de la isla que se interrumpía únicamente frente al puerto, cuya boca fue abierta en 1792 por pedido de los franciscanos, tal como lo relatamos en el primer tomo.
    El desnivel existente entre la laguna y el río hizo que éste irrumpiera violentamente por la pequeña apertura realizada por la draga y permitiera el ingreso de todo el caudal de sedimentos conformado por arena, limo, camalotes, etc. que normalmente arrastra el Paraná. La acumulación de toda esa cantidad de sedimentos ingresados a la laguna dio comienzo a un rellenado de la misma creando varios islotes que provocaron su desaparición y muerte como tal.
    En pocas semanas, lo que había sido una pequeña apertura de dos metros de profundidad y tan solo unos pocos metros de ancho, ya tenía una boca de más de 150 metros de ancho y una profundidad superior a los 10 ó 12 metros.
    A partir de ese momento lo que había sido el centro de atracción de quienes nos visitaban y orgullo de nuestra ciudad, comenzó desaparecer lentamente y aquel espejo de agua escenario de importantes festivales de deportes náuticos quedó surcado por dos canales profundos respondiendo uno al curso del riacho San Pedro y el otro al nuevo canal por el cual ingresaba el agua del Paraná a la laguna. 
    Durante la administración del comisionado Eduardo L. Donatti, se pensó en llevar a la práctica uno de los tantos proyectos presentados para cerrar nuevamente la laguna, como ser, colocar lanchones o barcazas de cemento en desuso o chatarra para frenar la sedimentación y así poco a poco ir cerrando la apertura por la misma acción del río; otros proyectos hablaban de “pantallas transparentes” para provocar una acción similar al anterior.
    Con ese motivo estuvieron  inspeccionando “in situ” la apertura del canal Don Pablo el Ing. Minuto Lugand, asesor de la Dirección de Hidráulica, el Ing.Mazzini, Director de Vías Navegables de la Dirección de Hidráulica de la Provincia, y participó también el Ing. Echevarría, a cargo de los desagües pluviales de dicha repartición, todos ellos acompañados por suboficiales de la Subprefectura local.
    En octubre de 1977 se realizó una reunión en las instalaciones de Cooproyco con la presencia de 400 personas sampedrinas preocupadas por el futuro incierto o tal vez definitivo de la laguna.
    Estuvieron presentes además en la reunión el brigadier general Cayo Antonio Alsina, el interventor del Mercado 3 de Febrero vicecomodoro Carlos Gramajo, el representante del Comité de Asesoramiento Legislativo vicecomodoro Elvio A. Ferrari, el jefe del Regimiento de Artillería “General Iriarte” de Ciudadela teniente coronel Antonio Tichera, el segundo jefe de dicha unidad mayor Juan Manuel Costa, el capitán Gustavo Alonso, el comisario de policía de Caseros Juan José Maffid, el presidente de Cooproyco Oscar Améndola, y personal de la empresa representado por los sampedrinos Alfonso Fojo y Arturo Mon.
    Como resultado de las distintas reuniones y opiniones surgidas, finalmente se resolvió llevar adelante otro proyecto, iniciando un rellenado con piedra y canto rodado lográndose cerrar prácticamente el paso del río. Faltaba solo que el transcurso del tiempo hiciera el resto al afirmarse el mismo, dando lugar al nacimiento de vegetación con lo que se solidificaría el trabajo, pero una creciente como pocas de las que se han registrado logró superar el nivel de la barrera y arrastrar en pocas horas el enorme trabajo realizado.
    De este modo la administración municipal de aquellos años, cargó sin quererlo y por atender los reclamos de un sector de las canaletas, con las consecuencias que hoy todos podemos observar que es la pérdida total de la hermosa laguna y la muerte lenta de uno de los mejores recursos naturales más interesantes para la práctica del yachting y la atracción turística, motivando que ACTUR convocara a una reunión en el Hotel de Turismo, el día 17 de enero de 1986, destinada a crear una Comisión “especial permanente y ejecutiva en pos de la recuperación y conservación de la laguna”.
    Participaron con su presencia además del Intendente, trece entidades que aceptaron integrar dicha Comisión a saber: Clubes de Pescadores, Náutico, Pesca y Casting y Natación y Remo, además de la Unión Cívica Radical, Centro de Profesionales de la Ingeniería, Concejo Deliberante, Actur, Prefectura de San Pedro, Departamento Ejecutivo Municipal, Centro de Comercio e Industria, Comisión de Puertos y Cooperativa Las Canaletas
    Poco es lo que ha podido realizar dicha comisión para obtener una solución de fondo a tan grave problema, que permitiera nuevamente ver brillar ese espejo de agua hoy desaparecido.
    En 1988 la municipalidad volvió a presentar el estado crítico que presentaba la laguna llegando hasta la Presidencia de la Nación sin obtener resultado alguno acerca del cierre del canal y la limpieza de aquélla.
TRABAJOS DE CIERRE

Fuente: Historia Documental de  San Pedro Américo Piccagli


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