FRANCISCO SOULE


"Huelen a cedro sus manos / y a roble su corazón, / siempre la misma tarea, / golpea y golpea, martillo y formón."


                                                                                                         
    La supervivencia de la historia pueblerina se nutre de hechos y anécdotas que van tejiendo la identidad del lugar, tan valiosa en los tiempos acelerados en los que se corre el riesgo de perder esa serena perspectiva. Por suerte, las palabras  escritas en antiguos periódicos y documentos iluminan esos viejos relatos, rescatándolos del olvido para transmitirles un soplo de vida que los incorpora al tiempo actual. Así, una antigua crónica del viejo San Pedro, resguardada en las páginas del periódico El Independiente, narra las aventuras de  Francisco Soulé, un inmigrante francés que con los años llegó a ser un respetado vecino y tronco de una familia honorable.
    De acuerdo con los datos de esa publicación el señor Soulé nació en Regader, departamento de Nantes, Francia, aproximadamente en 1836, y muy joven vino a la República Argentina donde prestó su asistencia como vendedor de pan y comestibles al ejército, en las campañas que enfrentaban a las huestes nacionales comandadas por Urquiza con las milicias de Buenos Aires al mando de Mitre, siendo muy apreciado por la tropa por su carácter jovial y bondadoso. Pero aun así debió soportar una travesura preparada por esos mismos soldados, que cierta vez le quitaron el caballo con todo lo que contenía en las alforjas, dejándolo completamente de a pie.  
    Al enterarse de lo sucedido a Francisco Soulé, y como era inminente el enfrentamiento, que por la época y las referencias geográficas del relato se trataba de la batalla de Pavón librada en la provincia de Santa Fe el 17 de septiembre de 1861, el capitán Espíndola escondió al protagonista de esta historia en una vizcachera y después fue llevado en ancas por un soldado hasta San Nicolás. Insólito destino el de este inmigrante francés, involucrado sin quererlo en ese combate clave de la guerra civil, que señaló el fin de la Confederación Argentina y puso en manos de los hombres del partido liberal porteño los resortes de la conducción nacional.
     Tiempo más tarde, desde San Nicolás el joven Soulé vino a San Pedro donde se estableció con un taller de carpintería, y según el periódico con este oficio “durante la epidemia de cólera que tantas víctimas causó en este pueblo en 1868 prestó grandes servicios a la comuna”, ya que la totalidad de los cajones fúnebres eran hechos por él: “en lo más recio de la epidemia Soulé se destacaba por su actividad y despreocupación.”   
    El 22 de abril de 1869, el personaje de esta historia, que era hijo de Esteban Soulé y de Francisca Duchin, ambos franceses, contrajo enlace a los 33 años de edad con Gregoria Ruiz Moreno, de 30 años, argentina, viuda, hija de Gregorio Ruiz Moreno y de Petrona Núñez. De este matrimonio nacieron al menos cinco hijos, algunos con descendencia conocida entre los actuales habitantes de  San Pedro:
    Gregorio Soulé y Ruiz Moreno, que se había casado con Elvira Larco, y que en noviembre de 1911 según El Independiente, “después de largos afanes y sacrificios ha rendido un brillante examen ante la Corte, mereciendo el honroso título de escribano público.” El periódico deja constancia en sus avisos que seguidamente instaló su oficina en San Pedro.
    María del Socorro Soulé y Ruiz Moreno, casada con Ángel Capítolo, a quien se lo menciona en distintas ocasiones como integrante de la comisión cooperadora de la capilla de San Roque.
    Sara Soulé y Ruiz Moreno, casada en matrimonio con Gregorio Carreras.
   Teodelina Soulé y Ruiz Moreno, quien se casó con Pedro Hall, miembro de la comisión directiva del Club Náutico en 1910. Empleado del Banco de la Nación, fue años después el primer gerente de la sucursal de esa institución creada en 1914 en la ciudad de Alvear, provincia de Corrientes. Un descendiente de este matrimonio fue Horacio Hall y Soulé, casado luego con una de las hijas del recordado médico, profesor y rector del Colegio Nacional, Dr. Serafín Fernández Riera.
    Ángela Soulé y Ruiz Moreno, la menor de los cinco hermanos, casada con Augusto P. Ferreyra.
    En ocasión de la muerte de Francisco Soulé, ocurrida el 22 de abril de 1911, El Independiente publicó una nota despidiendo a ese inmigrante francés “que en el progreso de esta ciudad ha sido uno de los que más ha contribuido”, y en la que hacía notar que también desempeñó las funciones de cantor de la iglesia, en compañía de sus amigos Francisco Falconieri y Benjamín Gonzáles, quien fue el maestro cantor hasta el año 1873. Recordaba además que estaba “vinculado por lazos de parentesco a numerosas familias de nuestra sociedad “... y destacaba “las generales simpatías que ha gozado por sus buenas condiciones personales.”
    Entre los habitantes de origen francés que poblaron San Pedro y honraron su procedencia, Francisco Soulé se hizo merecedor del reconocimiento de sus vecinos de aquella época. Cien años después de su desaparición física, sus aventuras épicas entrelazadas con las duras tareas solidarias de su oficio y su condición de padre de una familia respetable, guardan aún la fragante presencia del cedro y del roble en la simple evocación de su historia de vida.

                                                                     Colaboración: Julia McInerny
Fuentes: 

Acuña Jorge. Historia de la ciudad de Alvear

Cucit Jordán. Apuntes históricos: http://www.nauticosanpedro.com.ar/archivo.php
El Independiente. Periódico. Archivo. Números 992, 993, 1022, 1032, 1128. 
Hall Fernández Borloz Virginia. Testimonios y recuerdos de familia.
Parroquia Nuestra Señora del Socorro. San Pedro. Archivo. Registro de Matrimonios L 13  F 22

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