FELICITAS GUERRERO



FELICITAS GUERRERO
Aunque esta historia no pertenezca a San Pedro me pareció interesante publicarla ya que fue un hecho que conmovió a la sociedad porteña a mediados del siglo 19.
Recomiendo leer el libro “Felicitas Guerrero”

En 1846, nacía la hija de Carlos José Guerrero (el que introdujo las vacas Aberdeen Angus al país) y de Felicitas Cueto y Montes de Oca (mujer de la alta sociedad porteña), llamada, como su madre, Felicitas. Dicen que fue una mujer muy bella, tanto es así que Guido Spano la calificó como la más hermosa de la República. En 1862, todavía en su adolescencia, Martín Gregorio de Alzaga (nieto de Martín de Álzaga y uno de los hombres más ricos del país) pide a Carlos la mano de su hija; aunque ella ruega a su padre que no la obligue a casarse con ese hombre, que en ese momento tenía alrededor de 60 años, el casamiento se lleva a cabo para que ella “sentara cabeza” (y por la fortuna de este buen hombre, por supuesto). De ese matrimonio, celebrado dos meses después, nacen dos hijos pero ambos mueren (uno al nacer y el otro de fiebre amarilla); poco después, muere Martín que no había podido superar la depresión. Así, Felicitas, a los veintitantos años (varían las historias en cuanto a la edad pero no pasaba de los 26), queda viuda, inmensamente rica y con propiedades que incluían campos, tres estancias y una casa en Barracas. Luego del luto, comienza a asistir a diversas fiestas de la sociedad; era famosa no solo por su belleza, sino también por su dulzura y buen carácter por lo que los pretendientes le sobraban. En una de esas fiestas conoce a Enrique Ocampo (tío de Victoria) que le declara su amor; comenzó a acosarla y perseguirla y a Felicitas, que en un principio se había sentido atraída, ya le estaba resultando molesta su presencia. Enrique prometió transformarse en su sombra…. Felicitas, luego de enviudar, se había hecho cargo de los campos, y repartía su tiempo entre ellos y su quinta de Barracas. Cuenta la leyenda, que viajando desde la estancia Juancho hasta La Postrera, se desata una fuerte tormenta; el dueño del campo por donde estaban pasando, Samuel Saenz Valiente los refugió en su casa y ella quedó deslumbrada por este estanciero, con el que planeó casarse.

En enero de 1872, Felicitas estaba organizando en su estancia lindante al Río Salado, una fiesta con motivo de la inauguración del Puente La Postrera el 2 de febrero, que unía Castelli con Chascomús (y que durante mucho tiempo fue parte del camino a Mar del Plata) y del que ella sería la madrina. El 29, viaja a Barracas a hacer algunas compras para esa ocasión; al llegar a su quinta, le avisan que Ocampo la estaba esperando, aparentemente para reclamar por su amor, exigir explicaciones sobre por que no había sido el elegido. Ella consideró inoportuno atenderlo y se lo hizo saber. Que pasó esa noche? No se sabe con certeza… Si se sabe que Ocampo disparó por la espalda a Felicitas, atravesando su pulmón derecho y que él terminó muerto: algunos dicen que fue él mismo quien se disparó cuando vio lo que había hecho y otros, que fue Demaría, primo de Felicitas que se encontraba en la quinta, quien lo mató. Al día siguiente, 30 de enero, ella muere en brazos de sus padres. Estos, que habían heredado todos los bienes de Felicitas ya ésta no tenia descendientes, optaron por mandar a construir una Iglesia en el mismo lugar donde su hija había fallecido, para recordarla; la placa dice: “Capilla de Santa Felicitas. Fundada el 30 de enero de 1879 por Carlos J. Guerrero y Felicitas C. de Guerrero en memoria de su hija Felicitas G. de Alzaga”.
Fuente: http://www.taringa.net/

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