ARMADILLOS GIGANTES

Descubren un grupo fosilizado de cuatro armadillos gigantes

Fueron hallados en San Pedro, a 170 km. de Buenos Aires.
Los fósiles estaban agrupados en una capa sedimentaria depositada hace unos 750.000 años.

UN HALLAZGO MUY ESPECIAL: sus características

Momento del hallazgo
La pala de la retroexcavadora cortó la tosca, cargó su pesada carga y la depositó a pocos metros. Desde la cabina, el ojo entrenado de Fausto Capre, maquinista de la Empresa “Tosquera San Pedro”, propiedad de la familia Iglesias, observó algo inusual.  Al acercarse vio algunos fragmentos blancos y negros que delataban la presencia del fósil.
  El joven Capre no tardó en llamar al Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico de San Pedro.
  Una vez en el lugar, el grupo halló partes de corazas, algunas vértebras rotas y varios tubos caudales de armadillos gigantes removidos de una capa de suelo de más de 750.000 años de antigüedad. Pero la gran sorpresa estaba en un enorme trozo de tosca separado por la máquina que contenía fémures de diferentes individuos y un ejemplar muy completo de estos extintos mamíferos.
  Tres días de trabajo demandó el acondicionamiento del bochón de tosca para poder subirlo a la camioneta y transportarlo hasta el Museo.
  La preciada roca develó la presencia, en su interior, de muchos restos de Neosclerocalyptus ornatus, un mamífero acorazado del grupo de los gliptodontes (armadillos gigantes de caparazón rígido) cuya masa corporal rondaba los 250 kg.
Cuatro Colas
  Estos pesados animales poseían su cuerpo envuelto en una coraza de unos 2 cm de espesor, desde la cabeza hasta la punta de la cola. Sus manos, terminadas en fuertes uñas, estaban capacitadas para escarbar en busca de raíces y tubérculos, los cuales formaban parte de su dieta herbívora. Neosclerocalyptus fue un habitante de los típicos espacios abiertos de la llanura pampeana durante gran parte del Pleistoceno inferior y medio, áreas cubiertas por pastizales similares a los de la gran sabana africana actual.
 
OPINIONES TÉCNICAS 

  Según el Dr. Eduardo Tonni, Jefe División Paleontología de Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de La Plata y asesor del Museo Paleontológico de San Pedro, “la llanura pampeana de aquel entonces se desarrollaba bajo condiciones predominantemente áridas a semiáridas, con pastizales de tipo estepario, las cuales dejaban al descubierto partes del suelo. Justamente, las especies de Neosclerocalyptus que se suceden en el tiempo, muestran una creciente adaptación a los ambientes áridos que llega a su máxima expresión en la especie Neosclerocalyptus paskoensis que vivió durante el Pleistoceno superior y el Holoceno inferior (entre 125 mil y 8 mil años antes del presente)”.
 
  El Dr. Alfredo E. Zurita, Investigador del CONICET, del Centro de Ecología Aplicada del Litoral y de la Universidad Nacional del Nordeste, se especializa desde hace tiempo en el estudio de estos grandes armadillos fósiles y será el encargado de estudiar este inusual hallazgo.
Coincidiendo con Tonni opina que “una de las adaptaciones más impresionantes de este tipo de armadillos fósiles es el progresivo aumento de los senos fronto-nasales (zonas aledañas al hocico del animal), que llegan a alcanzar un tamaño llamativo en las especies del Pleistoceno tardío. Esto ha sido interpretado como una adaptación a los climas fríos y áridos bajo los cuales se desarrollaron estos animales. Se ha hipotetizado que estos senos podrían haber servido para “calentar” el aire que respiraban o bien para filtrar el polvo del ambiente, aunque nadie sabe a ciencia cierta su función.”

  José Luis Aguilar, fundador del Museo Paleontológico de San Pedro y coordinador del Grupo Conservacionista de Fósiles comenta que “este hallazgo en San Pedro genera sorpresa por tratarse de cuatro individuos que murieron juntos, posibilitando diferentes interpretaciones. Permite inferir que vivieran en comunidades y que el lugar fuera una trampa natural que terminó atrapando a este grupo, tal vez parte de una manada, que transitaba por el lugar.
  Entre las piezas halladas hay vértebras, fragmentos de corazas, pezuñas, ramas mandibulares, etc. De los cuatro ejemplares, uno es el que se conservó muy completo. Posee casi la totalidad de la coraza, el cráneo con su casquete cefálico y otras partes del cuerpo. Un detalle importante es que se conservaron, además, los cuatro tubos caudales acorazados que formaban las colas de estos curiosos animales. Entre ellos se aprecian ligeras diferencias de tamaño, principalmente en el grosor de uno de ellos, que podrían delatar diferencias de edades entre los miembros de este grupo.”
 
  Tanto las piezas sueltas como el ejemplar más completo están siendo acondicionados por el personal del Museo Paleontológico de San Pedro para su posterior exhibición al público en una de las salas de la institución una vez terminado el análisis de los 4 ejemplares.

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