PARAJES LA BUENA MOZA
“CASA TORRILLO” de GARAVAGLIA Hnos. y Cia. En el paraje “LA BUENA MOZA”
En el año 1925, Domingo y Benjamín Torillo, compran a José Cabral, el almacén ubicado en el paraje llamado “La Buena Moza”, que estaba ubicado en la esquina norte del cruce del camino del lugar. Cabral se trasladaría a San Pedro, abriendo un almacén en 3 de Febrero y Avda. Sarmiento.
En el año 1927, Cayetano Garavaglia y su esposa Carmen Torrillo, hermana de los anteriores, vienen a vivir a ese paraje, trasladándose desde la estación San Pedro, del Ferrocarril Mitre.
El 6 de enero de 1936, se inauguró el edificio que, para la época y la zona rural, fue una verdadera avanzada edilicia, construido de 20 metros por 11 y a un costo de $12.000. Actualmente sigue funcionando el comercio. Llegado 1945, se forma una sociedad, con un capital de $100.000 integrada por Domingo Torrillo y sus hijos Catalina, Carlos y Eva; Carmen Torrillo y sus hijos Roberto, Catalina, Miguel Angel y Eduardo Garavaglia,
El año anterior (1944) se instala un grupo electrógeno con un motor de 5 H.P. que permitió, a más del alumbrado, la instalación de una heladera eléctrica de 6 puertas, marca “Rozfreon”, todo un adelanto para la época. Única en la zona y prestadora de un gran servicio a la comunidad.
En el año 1950 se retira de la firma Domingo Torrillo, conformándose la Sociedad Garavaglia Hnos. y Cía., quienes en el año 1972 venden el “Fondo del negocio” al señor Roberto Trotta. Más adelante fueron sus propietarios los señores Galesky y Castañares, estando la hija de éste a cargo actualmente del negocio.
En torno a este almacén comienza a formarse un verdadero pueblo rural.
En el año 1925 se instala en la zona un inmigrante italiano llamado Alesandro Arietti, de oficio peluquero y excelente músico que integró por muchos años la Banda Municipal de música. Años después, se sucedieron varios peluqueros más, entre ellos Arturo González, padre del actual peluquero Alberto González ubicado en calle 25 de mayo y Lavalle de nuestra ciudad. Dentro del almacén y sus alrededores se formaban permanentemente numeroso grupos, que acompañándose con grapa, anís, caña, ginebra, etc., integraban las interminables jugadas de truco, tute, mus, etc., jugándose “por las copas”, especialmente al atardecer o en días lluviosos. También allí se festejan los numerosos triunfos de los equipos del club. Este club, llamado 12 de octubre, que fuera fundado en 1922, alrededor del almacén, significó una verdadera revolución barrial, escenario de representaciones teatrales y de grandes bailes a dos orquestas, como se publicitaban en aquellas épocas, entre ellas, Juan Bas, Manotti Soto, Domingo Elizalde, Roberto Fortunato, los hermanos Ucero etc. de nuestra Ciudad y, en muchas ocasiones, con conjuntos de la Capital Federal o de la Ciudad de Rosario.
No podemos dejar de mencionar en este conglomerado, a la escuela provincial que cobijó en su seno, a todos los niños y no tan niños de la región, como única posibilidad escolar. Fueron sus primeros directores Basilia Olaso y Juan San Cristobal.
Don Francisco Torrillo, allá por el 30, comienza con la carnicería, desde su propia chacra. Nos agrada recordar que tenía como repartidor a Don Antonio Abeledo, padre del locutor Abel Abeledo.
Otra actividad comercial fue la panadería de la familia San Esteban, que en los últimos años perteneció a la familia Panciroli. No podemos dejar de mencionar a otra antigua almacén: la del señor Queral, que fue parada casi obligada de chateros y carreros en su paso con sus cargas de cereales.
Como herreros trabajaron los señores Luís Ángel Caso y Rampoldi, Yaniez y Cordoba en una herrería propiedad de la familia Gravaglia.
También llega al almacén Torrillo, una fábrica de soda, luego de largas tramitaciones, todo una novedad.
En aquellos años y al no existir rutas pavimentadas, las mercaderías llegaban por ferrocarril, a la estación San Pedro, desde allí eran transportadas a la Buena Moza, inclusive cuando venían los 100 barriles de vino desde Mendoza, y muchas veces, por los malos caminos, se debía hacer en chatas.
No podemos desconocer que en medio de la zona rural, estos almacenes cumplían una importante función social y sus grandes stock, les permitía proveer bebidas, comestibles, artículos de bazar, ferretería, productos químicos, herramientas, sogas, arneses, cadenas, estafeta postal, etc. que en muchas ocasiones se pagaban “a cosecha”.
Pasados unos años, a pasos de la escuela y el almacén, Rubén Cotino Borges, instala un negocio de maquinarias agrícolas, dándole un importante impulso a la zona.
“La Buena Moza” es uno de los pocos parajes rurales que aún existen y en tren de progreso.
Agradezco al Señor Eduardo Garavaglia los datos aportados.
En el año 1925, Domingo y Benjamín Torillo, compran a José Cabral, el almacén ubicado en el paraje llamado “La Buena Moza”, que estaba ubicado en la esquina norte del cruce del camino del lugar. Cabral se trasladaría a San Pedro, abriendo un almacén en 3 de Febrero y Avda. Sarmiento.
En el año 1927, Cayetano Garavaglia y su esposa Carmen Torrillo, hermana de los anteriores, vienen a vivir a ese paraje, trasladándose desde la estación San Pedro, del Ferrocarril Mitre.
El 6 de enero de 1936, se inauguró el edificio que, para la época y la zona rural, fue una verdadera avanzada edilicia, construido de 20 metros por 11 y a un costo de $12.000. Actualmente sigue funcionando el comercio. Llegado 1945, se forma una sociedad, con un capital de $100.000 integrada por Domingo Torrillo y sus hijos Catalina, Carlos y Eva; Carmen Torrillo y sus hijos Roberto, Catalina, Miguel Angel y Eduardo Garavaglia,
El año anterior (1944) se instala un grupo electrógeno con un motor de 5 H.P. que permitió, a más del alumbrado, la instalación de una heladera eléctrica de 6 puertas, marca “Rozfreon”, todo un adelanto para la época. Única en la zona y prestadora de un gran servicio a la comunidad.
En el año 1950 se retira de la firma Domingo Torrillo, conformándose la Sociedad Garavaglia Hnos. y Cía., quienes en el año 1972 venden el “Fondo del negocio” al señor Roberto Trotta. Más adelante fueron sus propietarios los señores Galesky y Castañares, estando la hija de éste a cargo actualmente del negocio.
En torno a este almacén comienza a formarse un verdadero pueblo rural.
En el año 1925 se instala en la zona un inmigrante italiano llamado Alesandro Arietti, de oficio peluquero y excelente músico que integró por muchos años la Banda Municipal de música. Años después, se sucedieron varios peluqueros más, entre ellos Arturo González, padre del actual peluquero Alberto González ubicado en calle 25 de mayo y Lavalle de nuestra ciudad. Dentro del almacén y sus alrededores se formaban permanentemente numeroso grupos, que acompañándose con grapa, anís, caña, ginebra, etc., integraban las interminables jugadas de truco, tute, mus, etc., jugándose “por las copas”, especialmente al atardecer o en días lluviosos. También allí se festejan los numerosos triunfos de los equipos del club. Este club, llamado 12 de octubre, que fuera fundado en 1922, alrededor del almacén, significó una verdadera revolución barrial, escenario de representaciones teatrales y de grandes bailes a dos orquestas, como se publicitaban en aquellas épocas, entre ellas, Juan Bas, Manotti Soto, Domingo Elizalde, Roberto Fortunato, los hermanos Ucero etc. de nuestra Ciudad y, en muchas ocasiones, con conjuntos de la Capital Federal o de la Ciudad de Rosario.
No podemos dejar de mencionar en este conglomerado, a la escuela provincial que cobijó en su seno, a todos los niños y no tan niños de la región, como única posibilidad escolar. Fueron sus primeros directores Basilia Olaso y Juan San Cristobal.
Don Francisco Torrillo, allá por el 30, comienza con la carnicería, desde su propia chacra. Nos agrada recordar que tenía como repartidor a Don Antonio Abeledo, padre del locutor Abel Abeledo.
Otra actividad comercial fue la panadería de la familia San Esteban, que en los últimos años perteneció a la familia Panciroli. No podemos dejar de mencionar a otra antigua almacén: la del señor Queral, que fue parada casi obligada de chateros y carreros en su paso con sus cargas de cereales.
Como herreros trabajaron los señores Luís Ángel Caso y Rampoldi, Yaniez y Cordoba en una herrería propiedad de la familia Gravaglia.
También llega al almacén Torrillo, una fábrica de soda, luego de largas tramitaciones, todo una novedad.
En aquellos años y al no existir rutas pavimentadas, las mercaderías llegaban por ferrocarril, a la estación San Pedro, desde allí eran transportadas a la Buena Moza, inclusive cuando venían los 100 barriles de vino desde Mendoza, y muchas veces, por los malos caminos, se debía hacer en chatas.
No podemos desconocer que en medio de la zona rural, estos almacenes cumplían una importante función social y sus grandes stock, les permitía proveer bebidas, comestibles, artículos de bazar, ferretería, productos químicos, herramientas, sogas, arneses, cadenas, estafeta postal, etc. que en muchas ocasiones se pagaban “a cosecha”.
Pasados unos años, a pasos de la escuela y el almacén, Rubén Cotino Borges, instala un negocio de maquinarias agrícolas, dándole un importante impulso a la zona.
“La Buena Moza” es uno de los pocos parajes rurales que aún existen y en tren de progreso.
Agradezco al Señor Eduardo Garavaglia los datos aportados.
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