DOCTOR NORBERTO DAVILA




Fuente: Apuntes Históricos de San Pedro de Carlos Ruiz Santana (Párroco y Vicario)

El l 7 de octubre de 1841 acampaba el general Lavalle en las márgenes del Río Sauce, alojándose el, Félix Farías, su secretario, el ayudante Laca y el Teniente Celedonio Alvarez en la casa del Dr. Elías Vedoya, en donde encontró la muerte, ella que lo había respetado en Ayacucho, Río Bamba, Chacabuco, Pichincha, Maipú, Ituzaingó y “cien combates mas”.
No es nuestro propósito seguir al general Lavalle y sus fuerzas en su paso hacia el norte , y nos detendremos con ello cuando hayamos relacionar los sitios del camino recorrido o los hechos de la travesía hasta Jujuy y Bolivia con los hombres que vamos ligando en esta relación y apuntes históricos.

La personalidad del Dr. Norberto Dávila merece aquí un justo recuerdo. Copiamos el párrafo siguiente de la obre de Don Juan María Gutierrez “Origen y Desarrollo de la Enseñanza Pública Superior en Buenos Aires”, 1915.
Del capítulo VI, Fundación del Colegio de la Unión del Sud (1817), bajo le dirección de D. Juan Martín de Pueyrredón.

“Los primeros días del Colegio de la Unión se señalaron con un hecho que honra a la juventud que la componía, y que se encuentra consignado en los periódicos contemporáneos. D. Norberto Dávila, queriendo seguir la carrera de los estudios, a pesar de los obstáculos al parecer insuperables que le oponía su extrema pobreza, se resolvió pedir al Rector Achega , un rincón donde asilarse por caridad. Los términos en que concibió su súplica, resolvieron al Rector a favorecer su pretensión, proporcionándole dentro del colegio una pieza excusada por no gravar el derechos de los pensionistas.

Esto sucedía en la noche del 14 de enero de 1819. En la mañana del 15 fue agradablemente sorprendido el rector con la solicitud, que por conducto de su segundo hicieron cuarenta colegiales mayores acaudillados por uno de los mismos , el celador en turno D. Angel Saravia, reducida a pedir a sus superiores se les permitiera costear una beca para el huésped desvalido, concurriendo cada uno con medio real por semana. El Rector aceptó conmovido los votos de sus alumnos, y en la misma noche del 15 visitó la beca Dávila, quien desde aquel momento fue considerado como uno de los tantos entre los internos de la Unión.” “El periódico de donde tomamos este interesante rasgo, se detiene en comentarlo y los presenta a los “escritores patrios” como tema para discurrir sobe “qué es lo que tiene mas de grande esta acción”.
Dávila se dedicó a la carrera de medicina y ejercía su profesión en el pueblo de San Pedro .


Cuando el ejército libertador tocó en la provincia de Buenos Aires en el año 40, siguió al general Lavalle en sus penosas campañas, fue emigrado en Chile, y regresó mas tarde al pueblo de campaña donde se había establecido.
El Dr. Dávila al terminar sus estudios en el Colegio San Carlos de Buenos Aires, entró en el Hospital General de Hombres; conoció y fue amigo de Rivadavia y con D. Pedro Cartas, italiano que vino al país cuando la presidencia de Rivadavia, conservó gran amistad, siendo una de las personas que recordaba siempre con gran cariño y estimación.
Después de la muerte de Lavalle en Jujuy, el Dr. Dávila siguió con los restos del disperso ejército hacia Bolivia y llevando el cadáver del general envuelto en unos ponchos.

Al segundo o tercer día de marcha notaron que el cadáver entraba en descomposición; resolvieron descarnarlo y unos de los que efectuó la operación fue el Dr. Dávila conjuntamente con algunos oficiales, y entre ellos se contaba el general Pedernera.
Esto se efectuaba en una de las muchas quebradas del camino a Bolivia; los huesos fueron depositados provisoriamente en una canasta y cuando llegaron al lugar en donde se le dio sepultura, fueron allí nuevamente limpiados y acondicionados en una modesta urna de madera.
Una vez disuelta la pequeña escolta de infortunio del general Lavalle, el Dr. Dávila se dirigió a Cobija, puerto sobre el Pacifico, en donde estableció una farmacia que tuvo que abandonar después de un temblor de tierra que dio por el suelo con su negocio y sus esperanzas. De allí pasó a Chile, donde rivalidó su título de médico y en donde trabajó hasta la caída del tirano Rosas, y a su regreso al país, vino ha establecerse nuevamente en San Pedro, en donde se casó con una hija de don Tomás Pérez, llamada Rita Díaz, y tuvo cinco hijos: Victoriano, Manuela, Federico, Marcelino y Norberto.

Falleció en San Pedro el 22 de enero de 1988, a los 89 años de edad; había nacido en Córdoba en 1799. (Libro 22 de defunciones, fojas 145; libro de bautismos año 1795, folio 180; Curato Villa del Rosario, Córdoba, Rep. Arg.).
San Pedro (Bs. As.) ha honrado a la memoria de este, puede decirse, hijo por adopción y al que consagró sus energías con la caridad de su acción humanitaria y desinteresada.
Una calle de San Pedro fue bautizada con su nombre, y en el hospital San Pedro una sala ostenta en sus muros una lápida de mármol que dice así: “Sala Norberto Dávila”, teniendo a su derecha sobre el pórtico de la sala de operaciones el retrato del médico de ejército libertador y amigo de Lavalle.
Debo a la gentileza del Sr. Carlos Ruffa hijo del doctor Emilio Ruffa, bienhechor de San Pedro, muchos datos de los consignados en estos apuntes, recogidos en su niñez de labios del mismo Dr. Dávila.

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