MARCHA "EL TALA"

La música militar de las Guerras por la Independencia y la Organización Nacional no era la misma música que escuchamos hoy. Existían otros toques, y se marchaba al compás de "pasos dobles", de origen español. De esta época vienen ciertos dichos que aún se usa en el lenguaje diario, cuyo origen explicamos: "este tipo que pitos toca" deviene a que en la banda de música habían pífanos diferentes, a los que se llamaba genéricamente "pitos". Entonces, en el lenguaje popular quedó esta manera de hablar o referirse a alguien del que no se sabía exactamente el rol. Otro dicho es "lo sacaron con cajas destempladas", por decir que lo echaron o no lo tuvieron en cuenta. Este dicho viene de un toque virreynal denominado "cajas destempladas", que se ejecutaba cuando algún integrante de un regimiento se había comportado en forma deshonrosa. Entonces, luego del Consejo de Guerra pertinente, se ponía al condenado en medio de una doble fila de tambores (las cajas) que destemplaban los parches y de esta manera el sonido que producían era muy lúgubre. Al toque de estas cajas destempladas, el condenado marchaba acompañado por los tambores hasta las puertas del cuartel, y se lo expulsaba, no pudiendo nunca más regresar.
La primera marcha militar con el ritmo de las actuales fue "Ituzaingó", que en 1827 fue encontrada en una tienda del Ejército Imperial del Brasil luego de la batalla del mismo nombre. Su cadencia original, es decir las negras por minuto, como todas las marchas de este tipo era de 120. La segunda marcha fue "El Tala", compuesta en 1854 por el entonces Capitán José Pipo Giribone cuando revistaba en el regimiento 2 de Infantería en ocasión de intervenir en la acción de El Tala el 8 de noviembre de 1854, a orilla del arroyo del mismo nombre, en el Partido de San Pedro.
Refiere la tradición que luego del combate el Grl Hornos le ordenó que compusiera una pieza que evocara el combate. La evocación comienza con dos toques militares: el antiguo toque de trompa "¡FUEGO!" y posteriormente "¡ALTO EL FUEGO!", al que le sucede un vivo pasodoble (así como hoy se desfila con paso redoblado, en aquella época se marchaba con -pasodoppio-pasodoble). La composición en sí tiene una melodía que no puede negar escuela italiana y alterna en su inicio y su final la participación de la antigua banda de guerra (llamada así por que sus tambores y cornetas en caso de guerra era asignados a un escuadrón o a una compañía).
Cuenta la tradición que esta vibrante composición fue escrita sobre el parche de un tambor, en un papel al que se le dibujaron los pentagramas, y fue oída por primera vez a poco de terminado el combate. Esta marcha vibrante y entusiasta, todavía se ejecuta en nuestros regimientos y es la que corresponde para la rendición de honores a la jerarquía de General de División.
El General Isaías García Enciso recogió testimonios de jefes militares que participaron en la Campaña del Paraguay y recuerdan que esta fue la marcha preferida de toda la campaña y que se oyó aquel mediodía del 22 de setiembre de 1866 en los 2 kilometros de marcha que distan desde el campamento de Curuzú hasta la Fortaleza de Curupaytí. Esa jornada fue testigo del avance de los Batallones de Infantería precedidos por sus Bandas Militares, ese avance fue una fiesta de color y de sonido, pues las bandas ataviadas con sus uniformes de gala lanzaron al aire sus mejores pasodobles. Este testimonio se encuentra también en el siguiente párrafo: "Nos embarcamos pues [el primer batallón de Guardias Nacionales de Buenos Aires] al son de la marcha del Tala, de un corte un tanto milonguero pero de un entraín especial".
El maestro José Giribone había nacido en Savona, Génova, el 18 de julio de 1824, y llegado a Montevideo en 1843. Se lo conocía por el mote de "Don Pipo". Durante la Guerra del Paraguay, en la que actuó con el grado de teniente coronel, tomó parte en los combates al frente de un grupo de voluntarios italianos. En Tuyutí ganó los cordones de oro; en Curupaytí comandó una brigada y fue herido. El 17 de febrero de 1868 murió envuelto en la bandera nacional, atravesado por 17 heridas de lanza, en el combate de Tuyú-Cué. Tenía entonces 43 años.
Un compañero de este valiente soldado relató su muerte de la siguiente forma: "El día indicado, Giribone era jefe de la línea de vanguardia. A las 5 de la mañana observó que por el flanco izquierdo desembocaba un escuadrón de 150 hombres. El fuego de la artillería y de la infantería de las trincheras enemigas de las cuales se hallaba muy próxima la compañía que mandaba Giribone, obligaron a este a desplegarse en guerrilla. La caballería enemiga se vino entonces al galope sobre él, que apenas pudo reunir 30 hombres, con los cuales peleó hasta que acribillado por 17 lanzazos, cayó de su caballo, no sin matar antes a varios de sus enemigos. Así murió el valeroso y popular jefe, a quien sus superiores y subordinados profesaban la estimación más afectuosa por sus cualidades de militar y de hombre".
Su personalidad es motivo de admiración de todos los directores de banda, pues en épocas de paz se desempeñaba como maestro de banda y en la guerra marchaba al frente de su Batallón de Infantería. El Teniente Coronel Giribone fue jefe del 2 de Línea.

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